viernes, 30 de enero de 2009

La alegría de Cristina

Poco más de un año atrás, en ocasión de una de las inefables cátedras desde el atril de la recientemente electa presidenta de la Nación, nos preocupábamos desde esta columna con la advertencia que daba título a un artículo: “Cristina atrása, el país se descalabra, Kirchner acumula”. No se había presentado aún el dislate de la Resolución 125, pero ya el relato presidencial, a pesar de no haber confesado aún que no conocía la fórmula del agua, mostraba serios errores de conocimiento y de diagnóstico que nos conducían aceleradamente a una nueva crisis.
Una foto actual del estado del país, “vis a vis” con una igual de hace un año, nos muestra la triste confirmación del diagnóstico, que si bien era visualizable ya con las robustas exportaciones agropecuarias logradas a pesar de los Kirchner, se hizo patético una vez desatada la crisis internacional que está golpeando a todo el planeta y ya se anuncia con la ralentización de China, cuyo potencial comprador de “commodities” es siempre la última esperanza frente a los males nacionales.
En un posterior análisis, realizado hace seis meses, sobre los efectos de crisis en el balance global, arriesgábamos la opinión de que una vez pasados los efectos de la crisis, el mundo retomaría su marcha con un fortalecimiento de la posición relativa de los Estados Unidos. El razonamiento no descubría la pólvora: partía del supuesto de que la eonomía real de bienes y servicios de todo el planeta no ha sufrido ninguna catástrofe astrofísica ni geoloógica. Al igual que ocurrió –en nuestra pequeña dimensión- con la crisis argentina del 2001, los campos, las fábricas, las infraestructuras, la energía, las comunicaciones, permanecían intactas. Cuando recuperaran la liquidez necesaria, el campo volvería a producir, las fábricas pondrían en marcha sus motores, los bancos retornarían con sus préstamos y todo comenzaría a marchar nuevamente. Ni siquiera la gestión K lograría detenerla y a pesar del sabotaje constante realizado a la producción con sus crecientes incautaciones de riqueza y su corrupción ramplona, el país retomó su senda ascendente. Así ocurrirá con el mundo.
¿Por qué será Estados Unidos la locomotora el nuevo arranque? Tampoco hay que descubrir la pólvora: es el país que ha sido elegido por todos (europeos y chinos, japoneses y rusos, latinoamericanos y africanos) como el reservorio mundial de la liquidez. Si hay un Estado en condiciones de financiar la nueva marcha de la economía, una vez que ésta toque fondo, es el estado norteamericano. Desbordante de recursos que han dejado en sus arcas los angustiados demandantes de bonos del Tesoro en todo el planeta, será su decisión política dónde volver a poner liquidez, a quién prestarle, a quién venderle, a quién comprarle, a quién favorecer y a quién castigar.
¿Por qué alegrarse, entonces, de que el discurso de Obama incluya la afirmación de que el mercado ha fallado y que en consecuencia el Estado debe intervenir? La frase del nuevo presidente norteamericano –junto a otras que anuncian una etapa interesante en los años que vienen, como la puesta en valor de la democracia, palabra que no se escucha en los discursos presidenciales argentinos desde 2003- para generar alegría, debería hacerse coherente con una decisión internacional de acercamiento maduro, prudente pero firme, con el país que decidirá en el corto plazo la suerte del mundo. Si es cierto que ahora el papel del Estado será más importante, es más importante que nunca acercarse a ese Estado –rol que el kirchnerismo conoce de memoria...- para intentar articular nuestros esfuerzos con las decisiones que se tomen para salir de la crisis. En otras palabras, “estar adentro”, no segregado.
Alegrarse porque el Estado norteamericano –el que arbitrará la salida de la crisis- podrá tomar en sus manos la gestión del mercado y a la vez destacarlo desde un viaje frívolo y vergonzante con los autócratas caribeños, ubicados en las antípodas de ese Estado, es cualquier cosa, menos coherente. Además de colisionar con los principios elementales de la diplomacia que aconsejan no hacer comentarios sobre terceros países o gobiernos desde el exterior del propio, tema éste que sabemos que no forma parte –como muchos otros- del capital intelectual de la pareja reinante. Lo que no sería nada grave, si tuviera la humildad de consultar a los que saben: nadie es especialista en todo ni tiene la obligación de serlo.
No se entiende la alegría de Cristina. Ha renunciado a sus principios de defensa de los derechos humanos a cambio de una foto desopilante para el álbum familiar presentada con un no menos desopilante comunicado del anciano dictador sobre la reunión, ha mancillado el honor de la Argentina al abandonar una causa que su propio marido había priorizado, como es la libertad de la Dra. Hilda Molina, ha aceptado la vergonzosa prohibición de reunirse con los opositores cubanos (¿se imagina la señora presidenta cómo hubiera reaccionado ella misma si el ex presidente Bush le hubiera prohibido reunirse con demócratas cuando viajó a Estados Unidos?); se prestó a una ridícula comedia de enredos con la agenda y la entrega de “la foto” que distribuyó profusamente como un trofeo de caza mayor desde la red de prensa presidencial; no consiguió ningún acuerdo para cobrar los más de dos mil millones de dólares que el régimen cubano nos debe desde hace casi tres décadas, reforzó su alineamiento con lo peor del Continente y marcó una vez más la inconsistencia e inconfiabilidad de la Argentina y de la política exterior de su gobierno en un momento en que el mundo comienza una nueva etapa.
En el país, mientras tanto, secuestros y asesinatos proliferan hasta formar parte del paisaje; el –otro inefable- administrador de la ANSES sigue dilapidando los recursos que confiscaron a los ahorristas previsionales en aventuras financieras esperpénticas y sin antecedentes en el mundo, como financiar el canje de autos y heladeras a tasas negativas con fondos previsionales, mientras retrasa el pago a los jubilados en una quincena e incumple sentencias judiciales con años de antigüedad; sus funcionarios están bloqueados para tomar decisiones mientras el principal activo productivo del país marcha al quebranto generalizado golpeado por la crisis internacional, la propia plaga kirchnerista y ahora, la sequía; los despidos crecen diariamente; las fábricas reducen abruptamente su ritmo de producción y los negocios están vacíos.
Su marido, mientras tanto, titular formal del peronismo adueñado de Olivos ilegalmente, da directivas a los ministros –que éstos obedecen como corderitos- de cómo repartir la caja discrecional de los fondos públicos robados a los ahorristas entre los intendentes y gobernadores amigos. Y el patrimonio personal de la familia trasciende ahora al petróleo, la pesca, el juego y las obras públicas para expandirse más en el rubro turístico con el agregado de otro hotel de cuatro estrellas en el Calafate, según dicen informaciones periodísticas no desmentidas, conformando un virtual monopolio en su pago chico del turismo de alto nivel.
Todo sigue igual.
Cristina atrasa. El país se descalabra. Kirchner acumula.
Lo que está bastante más colmada es la capacidad de tolerancia de los argentinos.
A pesar de la alegría de Cristina.


Ricardo Lafferriere

“Éstos no son los gallegos. Éstos son Obama....”

Curiosa desaparición, la del “affaire” Transportadora General del Norte (TGN) de los medios de comunicación....
Como se recordará, hace aproximadamente un mes, el gobierno decidió “intervenir” la empresa transportadora de gas, que había recurrido a la justicia con la decisión de declarar su default por sufrir lo que la mayoría de las empresas privatizadas durante la gestión del ex presidente Menem (peronista, igual que Kirchner) han soportado durante el quinquenio kirchnerista: un ahogo tarifario unido a obligaciones de inversión y prestación de servicios en un marco cambiario y de precios relativos totalmente diferente al existente.
El mecanismo de extorsión, usual durante el kirchnerismo, le dio frutos suficientes hasta la fecha. Fue por este procedimiento que lograron apropiarse del 20 % de YPF, de varias empresas de servicios y hasta empujar a Aerolíneas Argentinas hasta el borde del abismo, logrando adueñarse de la empresa sin poner ni un centavo, esta vez con la complicidad de diputados y senadores peronistas y la camarilla sindical. Aunque realizado por un grupo político en ejercicio de un poder absoluto, este mecanismo reiterado de extorsión provocó el cambio de manos de las principales empresas del país y ha generado un capitalismo negro de amigos del poder que ha convertido a Nestor Kirchner en un magnate del petróleo, del turismo, de la pesca, de los juegos de azar, de las obras públicas y últimamente también del transporte aerocomercial. En su patrimonio personal, ha sido el presidente argentino de mayor capital en toda la historia del país –primer record- y el que incrementó su patrimonio en mayor porcentaje también en toda la historia de la Argentina independiente. A pesar de decirse “progresista” y “de izquierda”, curiosas etiquetas con las que consigue la fácil absolución de quienes hasta llegan admirarlo por su audacia.
TGN tranporta gas desde los yacimientos del norte hacia la Capital Federal. Entre sus dueños está el grupo Techint, socio de todos los gobiernos, con el que el kirchnerismo realizó importantes negocios que incluyeron hasta su ampliación en Venezuela, donde la empresa hizo importantes inversiones hasta que el autócrata caribeño decidió ponerle fin apropiándose de su acería, desmintiendo el viejo aforismo “entre bueyes no hay cornadas”.
La declaración de default de TGN enfureció a Néstor Kirchner, que ordenó un operativo de presión que incluyó una insólita denuncia penal, alegando que el acta de directorio que decidió el default se había confeccionado al día siguiente de la reunión. El sainete de enredos se complicó aún más al conocerse que el default había sido adelantado al Ministro de Infraestructura, quien lo habría alentado como una forma de justificar la intervención del Estado, actualizar la tarifa y comenzar las negociaciones de práctica –obviamente, para apropiarse de parte de la empresa-.
TGN desapareció de los medios apenas el dueño de Techint regresó al país de un viaje al exterior. El conflicto pareciera haberse encarrilado en negociaciones que, al estilo vigente, son secretas aunque se traten de negocios públicos. Lo usual en estos casos lo conocen bien “los gallegos”: autorización de aumentos de tarifas a cambio de entregar una parte del paquete accionario al “grupo K”.
Poco tiempo antes, el mismo camino había seguido EDELAP. La empresa, propiedad de la norteamericana AES, había vendido parte de su deuda a su controlante, pero sin liberarse de su carga financiera. El hecho produjo una citación al propio Embajador norteamericano, el que con la firmeza que le permite el país que representa y sin inmutarse contestó que absolutamente todos los procedimientos contables de la empresa respondían a las normas vigentes. Lo que pareció una revancha del gobierno al tratarse de la empresa que contribuyó con pruebas decisivas para el descubrimiento de los sobreprecios pagados por SKANKA, que alcanzara a destacados funcionarios kircheristas, también desapareció de los diarios luego de firmarse un acta en el que tanto la empresa como el gobierno se comprometieron a “solucionar los inconvenientes” (¿?), curiosa derivación del posible delito imputado en un país en el que, en teoría, rige el Estado de Derecho y la separación de poderes. ¿Qué había ocurrido? El encargado de dar una pista sobre los motivos fue el Sr. Roberto Baratta, mano derecha del Ministro Julio De Vido. Según informaciones periodísticas no desmentidas, le explicó a un dirigente del peronismo, con ramplona simpleza: “Con AES no podemos seguir apretando. Estos no son los gallegos. Estos son Obama”, sintetizando en una frase la filosofía del poder “K” en la Argentina: a los españoles se les puede sacar cualquier cosa, porque total al final lo arreglamos con Zapatero. Distinto es a los norteamericanos. Con esos no se juega... mucho menos luego de conocerse que AES había sido fuerte aportante a la campaña del nuevo presidente.
Así están las cosas en la Argentina K. Mientras tanto, la presidenta está por viajar nuevamente a España, donde ya se anuncia que será recibida por el presidente del gobierno. Por las dudas, las empresas españolas en Argentina deberían en estos días, por precaución, cerrar con cuatro llaves sus cofres, vaciar sus cuentas y no dejar nada sin custodia. Hasta ahora, cada viaje de alguno de los esposos Kirchner a España ha sido para recibir la absolución del gobierno “de los gallegos” por alguna fechoría sufrida por sus empresas de parte de la irresistible cleptomanía “K”.
Como en los cuentos de argentinos contados en Galicia. Como en los cuentos de gallegos contados en Argentina.



Ricardo Lafferriere

sábado, 24 de enero de 2009

Hilda Molina y Cristina Kirchner

Hace un par de años, en oportunidad de la reunión del Mercosur realizada en nuestro país a la que concurriera, invitado especialmente sin motivo claro, el mandatario cubano Fidel Castro, ocurrió un hecho que fuera destacado, con congratulaciones, por parte de esta columna, normalmente ubicada en las antípodas de la administración kirchnerista: el entonces presidente de la Nación, Néstor Kirchner, hizo llegar al cubano una misiva interesándose por la autorización para salir de Cuba y reunirse con su familia en la Argentina, a la Dra. Hilda Molina, prestigiosa neurocirujana cubana.
Destacamos en su momento el gesto a raíz de que tuvo que vencer la resistencia de funcionarios del gobierno caribeño que –según trascendidos periodísticos- se oponían al sólo hecho de recibir la mencionada carta. Aún vive en el recuerdo de los argentinos la desencajada respuesta de Castro al ser interrogado sobre el tema por un periodista.
Por supuesto, la contestación fue la que conocemos, difícilmente encuadrable en el respeto de los derechos humanos que Cuba se comprometió a cumplir al momento de firmar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, primer documento internacional de las Naciones Unidas que fuera en su tiempo una luz de esperanza para el mundo, y que al enunciar los derechos fundamentales de toda persona sobre la tierra incluye el de entrar y salir de su país libremente. Algo que los argentinos tenemos escrito en nuestra Constitución desde 1853.
Conocida es la posición del gobierno “progresista” de la isla: la Dra. Molina es portadora de un cerebro que le pertenece a su país y en consecuencia, es el gobierno cubano quien tiene facultades de propiedad y administración sobre el mismo. Sigue –sola y segregada- en Cuba, donde es objeto de burlas y humillaciones, envejeciendo sin ver a sus nietos y sin ejercer tampoco su profesión –está jubilada-. Ha abierto un blog en Internet donde publica, cuando lo permite su conectividad, su visión sobre la situación de la isla (http://hildamolina.blogspot.com/), mediante el cual se ha dirigido a la presidenta argentina expresándole entre otras cosas: “...no he pedido a la Excelentísima Dra. Cristina Fernández un respaldo semejante al que los opositores argentinos recibieron en la época de las dictaduras. Le he rogado únicamente, con humildad y desde el fondo de mi corazón, como sólo una abuela puede hacerlo, que ayude a dos inocentes niñitos argentinos, mis maravillosos nietos. .... “
La presidenta Kirchner está visitando Cuba. No se sabe bien para qué, ya que tanto la agenda como los propósitos del viaje aparentemente formaron parte de una especie de secreto de estado a los que son tan afectos los integrantes de la pareja gobernante. Ha visitado un “Polo tecnológico” y destacó los avances logrados por Cuba en materia de salud (quizás debiera haber agregado: para extranjeros ricos...), pero ninguna información periodística, oficial ni oficiosa, ha dejado trascender hasta ahora gestión alguna por la suerte de la Dra. Molina, cuyo hijo –bueno es recordarlo- es argentino por adopción.
En aquel momento dimos como título a nuestro artículo: “Algo bueno de Kirchner”, y lo felicitamos por haberse puesto con responsabilidad su traje de Presidente de la Nación Argentina. Debo decir que en aquel momento muchos argentinos se sintieron interpretados por su actitud. Quizás fue la única vez durante toda su gestión. En esta oportunidad, ubicados como estamos en antípodas más alejadas aún –si cupiera- de su gestión, no dudaríamos sin embargo en darle el más sincero apoyo y el caluroso respaldo si se comportara como la Presidenta del país de San Martín y lograra traer a la Dra. Molina a la Argentina.
Confesamos la falta de esperanzas al respecto. Pero –como dice el refrán...- “es lo último que se pierde”.

Ricardo Lafferriere